Resumen
Antecedentes: La selección del injerto puede influir en la resistencia y los resultados informados por el paciente (PRS) en adultos sometidos a reconstrucción del ligamento cruzado anterior (ACLR). Sin embargo, hay una falta de evidencia de alta calidad que compare estos resultados en adolescentes.
Propósito/Hipótesis: El propósito de este estudio fue determinar las diferencias en los cuádriceps y la resistencia a los isquiotibiales y los profesionales entre adolescentes con tendón-hojalete-tendón (BPTB), tendón cuádriceps (QT) y autoinjertos del tendón de los isquiotibiales (HT). Se planteó la hipótesis de que los pacientes con injertos QT y BPTB tendrían mayores impedimentos en la extensión de la rodilla, los pacientes con injertos HT tendrían mayores impedimentos en la flexión de la rodilla, pero los profesionales serían similares entre los tipos de injertos.
Diseño del estudio: Estudio de cohorte; Nivel de evidencia, 3.
Métodos: A total of 522 adolescents (mean age, 16.8 ± 1.8 years; 55% female) completed isokinetic knee strength testing at 60 deg/s, the International Knee Documentation Committee (IKDC) subjective knee form, the pediatric IKDC (Pedi-IKDC) subjective knee form, the Knee injury and Osteoarthritis Outcome Score (KOOS), and the Anterior Cruciate El retorno del ligamento al deporte después de la escala de lesiones (ACL-RSI) a 7.8 ± 1.5 meses después de ACLR. La resistencia normalizada por peso se comparó a través de modelos lineales de efectos mixtos, y los PRS se compararon entre los tipos de injerto con la prueba de Kruskal-Wallis.
Resultados: Después de controlar la edad, el sexo, el tiempo desde la cirugía y el sitio de evaluación, los pacientes con injertos BPTB tenían un 10,8% menos de fuerza en cuádriceps en la extremidad de ACLR (PAG = .05) que los pacientes con injertos QT y 20.4% menos de resistencia al cuádriceps (PAG <.001) que los pacientes con injertos HT, mientras que los pacientes con injertos HT tenían un 9,6% más de resistencia de cuádriceps (PAG = .01) que los pacientes con injertos QT. Los pacientes con injertos BPTB tenían un 3,1% más de resistencia a los isquiotibiales (PAG <.01) que los pacientes con injertos QT y un 7,0% más de resistencia a los isquiotibiales (PAG <.001) que los pacientes con injertos HT. Los pacientes con injertos HT tenían un 10,8% menos de resistencia a los isquiotibiales (PAG <.01) que los pacientes con injertos QT. Los pacientes con injertos QT tenían puntajes IKDC más bajos (-7,2%; PAG <.001) que los pacientes con injertos HT y puntajes deportivos KOOS más altos (+4.5%; PAG <.001) que los pacientes con injertos BPTB. Los pacientes con injertos HT tenían puntajes IKDC más altos (+5.4%; PAG <.001) y puntajes deportivos KOOS más altos (+5.1%; PAG <.01) que los pacientes con injertos BPTB. No hubo diferencias en las puntuaciones de ACL-RSI (PAG = .37).
Conclusión: A los 6 a 12 meses después de la ACLR, los pacientes con injertos QT o BPTB tuvieron una fuerza de cuádriceps normalizada peor, pero mayor resistencia a los isquiotibiales que los pacientes con injertos HT. Los PROS se mezclaron, sin diferencias en las puntuaciones de ACL-RSI, pero los pacientes con injertos HT mostraron una mayor función autoinformada y una mayor capacidad para participar en el deporte.
Palabras clave: ligamento cruzado anterior; prueba funcional; fuerza muscular; volver a jugar.