Abstracto
La rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) es una lesión frecuente en la población general, con una incidencia de hasta 75 por 100 000 años-persona, especialmente en personas jóvenes activas que practican deportes de corte o de contacto [1]. La reconstrucción del LCA es el tratamiento habitual para los atletas después de los desgarros del LCA, seguido de una terapia de rehabilitación física basada en la evidencia para restaurar la función. [2,3]. El objetivo final del proceso de rehabilitación después de la reconstrucción del LCA es volver al deporte al nivel anterior a la lesión lo más rápido posible sin exponer al atleta a un riesgo indebido de volver a lesionarse. [4,5]. Es un hecho que los resultados del tratamiento quirúrgico parecen ser mejores que el tratamiento no quirúrgico y se han descrito un gran número de procedimientos intra y extraarticulares. [6]. Existe un gran debate sobre el injerto óptimo y el tipo de fijación que se debe utilizar en la cirugía. Si bien el injerto autólogo hueso-tendón rotuliano-hueso se considera el estándar de oro, las desventajas asociadas, que incluyen dolor en la parte anterior de la rodilla, debilidad del músculo cuádriceps y tendinitis rotuliana, han llevado al uso generalizado de autoinjertos de tendón isquiotibial, en forma de tendón semitendinoso/gracilis. (ST/GR) injerto o un injerto ST [7].
Palabras clave: Lesión del LCA; Inteligencia artificial; Dolor anterior de rodilla.