1. Resumen
Cuando la neovascularización está presente en la tendinosis crónica, la escleroterapia puede ser útil. El objetivo de este estudio fue evaluar la eficacia clínica a corto y largo plazo de la escleroterapia y estimar la evolución de la tendinosis de Aquiles y rotuliana en atletas mediante ultrasonido. reevaluado.
Doce pacientes cumplieron estos criterios de inclusión (15 tendones, 32 ± 21 años, entrenamiento 8,8 ± 12 h/semana, duración de los síntomas 38 ± 37,8 meses). En la sexta semana hubo una reducción media significativa del dolor durante el ejercicio (escala visual analógica: de 7,7 ± 1,8 a 3,2 ± 2,3, p = 0,0001) con la reanudación de la práctica deportiva en 12/15 pacientes6, a su nivel anterior. En el seguimiento a largo plazo (45,5 ± 31 meses), 12/15 tuvieron una disminución clínicamente relevante en el dolor de ejercicio, con 6 reanudando parcialmente los deportes y 4 más reanudando su nivel anterior (dos con escleroterapia sola). Las puntuaciones de vascularización objetivadas por ultrasonido disminuyeron significativamente de 3,38 ± 0,51 a 2,31 ± 1,23 (p
En conclusión, la escleroterapia parece inducir buenos efectos a corto plazo sobre el dolor y la función. El efecto clínico a largo plazo es menos evidente. La desaparición total de nuevas embarcaciones parece estar asociada a una mayor reanudación de la práctica deportiva.
2. Palabras clave: Neovascularización; escleroterapia; Deporte; tendinosis; Ultrasonido
3. Introducción
La tendinosis es una afección común relacionada con el trabajo y los deportes y una de las principales causas de discapacidad. Más del 30% de las lesiones relacionadas con el deporte surgen o tienen un elemento de a menudodinopatía.[1]La patogenia del dolor en la tendinosis sigue siendo poco conocida y probablemente sea multifactorial, ya que asocia factores intrínsecos y extrínsecos. Esto puede explicar los resultados a menudo insatisfactorios y la falta de un consenso claro sobre el mejor tratamiento basado en la evidencia.[2].
Las lesiones a menudo darán como resultado la aparición de neovascularización asociada con la neoinervación, que generalmente no se encuentra en tendones normales y libres de dolor cuyo flujo sanguíneo puede verse alterado durante la dorsiflexión del tobillo, como la que se realiza durante el ejercicio excéntrico.[3]
La persistencia de estos nuevos vasos podría ser perjudicial para la cicatrización del tendón. Varias publicaciones han demostrado que los síntomas pueden mejorarse esclerosando estos vasos con Aethoxysclerol®[2-8]Se ha demostrado que la desaparición de esta neovascularización favorece la alineación de las fibras tendinosas y, en ocasiones, la reparación o entesis del tendón. Sin embargo, las publicaciones sobre este tema son relativamente escasas, muestran resultados contradictorios y, por lo general, solo implican un seguimiento a corto plazo. Nuestro servicio comenzó a realizar estas infiltraciones de alcohol en 2008, principalmente en deportistas con tendinopatías crónicas que permanecían resistentes a otros tratamientos habituales.
El presente trabajo tuvo como objetivo evaluar la eficacia de la escleroterapia con alcohol y estimar la evolución a corto y largo plazo de los nuevos vasos tanto clínica como ecográficamente.
4. Material y métodos
4.1. Diseño
Este fue un estudio observacional de la vida real de todos los pacientes que se sometieron a escleroterapia en nuestro departamento de 2008 a 2017. Los datos retrospectivos sobre la presentación previa a la escleroterapia de los pacientes se extrajeron de sus registros médicos. Como seguimiento post-escleroterapia, utilizamos sus historias clínicas pero también contactamos prospectivamente a los pacientes, ofreciéndoles una consulta de revisión con evaluación clínica y ecografía.
El estudio fue aprobado por el Comité de Ética de Investigación Humana del Cantón de Vaud (CER-VD: 2016 01432) y cumple con los estándares éticos del International Journal of Sports Medicine [9].
4.2. Reclutamiento de pacientes
4.2.1. Criterios de inclusión:Fueron elegibles para su inclusión todos los pacientes que habían sido sometidos a uno o más tratamientos de escleroterapia en nuestro servicio, por tendinitis crónica y tendinopatía de los tendones de Aquiles o rotuliano, entre 2008 y 2017, independientemente de los tratamientos previos y los enfoques terapéuticos, ya fueran medicamentos, infiltración o fisioterapia.
4.2.2. Criterio de exclusión:Se excluyeron los pacientes con entesopatía inflamatoria actual y aquellos que se negaron a participar en el estudio después de haber dado su consentimiento.
4.3. Evaluación clínica inicial
Al inicio de la escleroterapia se registraron los datos de edad, sexo, estado general de salud, posibles comorbilidades, deporte practicado antes de la lesión, intensidad estimada de la actividad deportiva en horas/semana, y el consiguiente grado de incapacidad para practicar ese deporte y discapacidad en la vida diaria. Se calificaron semicuantitativamente tres grados de discapacidad: 1 para una discapacidad menor solo presente durante la actividad deportiva intensiva; 2 por discapacidad moderada en deportes recreativos; y 3 por una discapacidad mayor en todas las situaciones, incluidas las actividades diarias habituales.
El nivel promedio de dolor en la semana anterior a la escleroterapia también se evaluó de acuerdo con los sentimientos personales del paciente en una Escala Analógica Visual (VAS) de 0 a 10 (0 = sin dolor, a 10 = extremadamente doloroso). La duración entre el inicio de los síntomas y el la primera escleroterapia, así como entre la última escleroterapia y la visita de seguimiento, se calcularon y expresaron en meses.
4.4. examen de ultrasonido
Los tendones fueron examinados utilizando los modos B y Doppler. Cada tendón fue examinado en los ejes largo y corto por el mismo reumatólogo, con gran experiencia en técnicas de ultrasonido. El examinador midió rutinariamente el grosor del tendón y buscó áreas de ecogenicidad heterogénea, la posible presencia de líquido paratendinoso y calcificación, y cualquier otro signo que pudiera haber indicado lesiones actuales o previas.
Mediante ecografía en modo Doppler se evaluó la neovascularización (Figura 1) mediante la metodología semicuantitativa previamente definida y probada por Öhberg et al. en 2002 [3]y que clasifica la aparición de vasos en el interior de los tendones (0, 1+, 2+, 3+, 4+). La puntuación era 0 cuando no se veían vasos; 1+ cuando uno o dos vasos pequeños estaban presentes, principalmente en la parte anterior del tendón; y de 2+ a 4+ cuando había varios vasos irregulares a lo largo del tendón. Los ecógrafos utilizados fueron un Phillips HD1 y, a partir de 2013, un EsaoteMyLab 75.
4.5. Procedimiento Terapéutico
El compuesto esclerosante utilizado fue polidocanol (Aethoxysclerol® 0,5%), teniendo como principio activo lauromacrogol 400 a una concentración de 5 mg/ml. La piel se lavó y desinfectó antes de la inyección. Se inyectó polidocanol usando una aguja de pequeño volumen, dependiendo su longitud de la profundidad de los nuevos vasos en relación con la piel. No se utilizó anestesia local ya que el polidocanol es anestésico. El procedimiento se realizó bajo control ecográfico y comprobando que el dolor desaparecía inmediatamente después de la inyección, gracias al efecto anestésico del polidocanol.
La cantidad de líquido inyectado no estaba estandarizada pero en general correspondía a la de los bulbos disponibles comercialmente (1-2 cc). Los pacientes recibieron 1-5 infiltraciones con intervalos de 15 días entre cada inyección. Después de esto, se reevaluó el caso y se consideraron otras opciones de manejo.
4.6. Evaluación a corto plazo
Después de cada inyección, se recomendó a los pacientes que permanecieran relativamente descansados y, en particular, que no forzaran el tendón tratado durante dos semanas. Después de este período, los pacientes podían reanudar sus actividades normales si el dolor se lo permitía. No se establecieron restricciones en cuanto al uso de medicamentos o cremas antiinflamatorias.
La evaluación a corto plazo se llevó a cabo un promedio de seis semanas después de la última sesión de escleroterapia. Esto incluyó las autoevaluaciones de los pacientes sobre la discapacidad percibida (como en la visita inicial) y de su capacidad para reanudar los deportes como antes o su necesidad de adaptar esas actividades. Su recuperación se clasificó en tres categorías: “no” si no había reanudación del deporte; “parcial” si la recuperación fue parcial o hubo que adaptar las actividades; y “sí” si el paciente hubiera podido retomar el entrenamiento y…