Autor original –
Kristin Johnson y
Julia Bugera como parte del
Proyecto EBP de la Universidad de Temple Colaboradores principales –
Julia Bugera,
Jonathan Fahrner,
lucinda hampton,
Administración,
Raquel Lowe,
Kristin Johnson,
kim jackson,
Venugopal Pawar,
Anas Mohamed,
Scott Burns,
WikiSysop,
Padre querido,
Evan Tomás y
Shaimaa Eldib
Inicio
La
osteoartritis de mano y muñeca es una afección crónica común que afecta una o múltiples articulaciones del pulgar y los dedos. Está vinculada con dolor, disminución de la fuerza de agarre, pérdida de rango de movimiento (ROM) y rigidez en las articulaciones, lo cual conlleva a la disfunción y dificultades en las actividades diarias.
- Las estimaciones de la prevalencia de la osteoartritis sintomática de la mano varían entre 13% y 26%, siendo más elevada en mujeres.
La evidencia indica lo siguiente:
- El uso prolongado de una férula nocturna brinda beneficios significativos para mejorar el dolor, función de la mano, fuerza y ROM en pacientes con osteoartritis.
- Los programas de protección articular, asesoramiento y ejercicios en casa son efectivos para mejorar la fuerza de agarre y la funcionalidad de la mano.
- La terapia con láser de baja potencia resulta efectiva para mejorar el ROM.
- No se encontró que las intervenciones de rehabilitación mejoraran la rigidez.(1)
Anatomía clínicamente relevante
La
mano y muñeca están formadas por 27 huesos: 8 huesos de la muñeca, 5 metacarpianos y 14 falanges.
En este trastorno degenerativo, el cartílago articular se degasta, dejando al descubierto los huesos. El
cartílago es un tejido elástico conectivo cuyo fin es permitir un movimiento suave y deslizante entre las articulaciones.
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Epidemiología
Los estudios epidemiológicos sobre la osteoartritis de la mano, especialmente la osteoartritis sintomática de la mano, son limitados.
- La osteoartritis sintomática de la mano es común entre la población caucásica de edad avanzada, especialmente en mujeres. Es un trastorno musculoesquelético común a nivel mundial que afecta las manos.
- Las articulaciones más afectadas suelen ser las interfalángicas distales y proximales, seguidas de la base del pulgar.
- Esta afección se asocia con debilidad de agarre y limita diversas actividades funcionales diarias.
- La incidencia aumenta después de los 55 años en mujeres; la progresión se acentúa con la edad.(3)
- Es más común y severa en mujeres; las diferencias de género son más notorias después de la menopausia; las áreas típicas de degeneración en la osteoartritis en pacientes son las articulaciones distales e interfalángicas de la mano.
- Genéticamente, las mutaciones del colágeno II pueden incrementar el riesgo de desarrollo temprano de OA en mujeres; la relación entre los antígenos leucocitarios humanos (HLA) y el riesgo de OA es tema de debate.
- Principalmente afecta la mano dominante.
- Se prevé un incremento continuo con el envejecimiento de la mayoría de nuestra población.
Es común que la osteoartritis sintomática de la mano no sea percibida como una enfermedad frecuente, dado que los pacientes con esta afección rara vez buscan atención médica.
Un estudio del 2002 reportó que el 13.2% de los hombres y el 26.2% de las mujeres mayores de 70 años tenían al menos una articulación con osteoartritis sintomática. También se observó que en la misma franja de edad, la prevalencia de osteoartritis sintomática de la mano superaba a la de la rodilla, y muchos pacientes con esta condición no buscan atención médica en la tercera edad.
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Proceso patológico
La osteoartritis es un trastorno que involucra a todas las estructuras articulares sinoviales y va más allá del cartílago articular. Los cambios tisulares que se producen en la mano y la muñeca son resultado del desequilibrio entre la actividad catabólica y anabólica de reparación. Actualmente, se cree que el hueso subcondral puede desempeñar un papel etiológico central en la osteoartritis, siendo el cartílago articular simplemente el objetivo final. Los cambios óseos periféricos ocurren tempranamente en el desarrollo de la OA y estos cambios pueden presentar patrones distintos según la ubicación anatómica y mecanismos patogénicos. Se observa un aumento progresivo en el grosor de la placa subcondral, alteraciones en la arquitectura del hueso trabecular subcondral, formación de hueso nuevo en los márgenes articulares (osteofitos) y desarrollo de quistes óseos subcondrales. Cuando la patología afecta al cartílago articular, este se adelgaza y el espacio articular se reduce, generando esclerosis del hueso subcondral debido a la incrementada carga mecánica sobre la articulación afectada.
(3).